CUEVA DE ALTAMIRA
Situadas en la región española de Cantabria, gozan del privilegio de ser el primer lugar del planeta donde se identificó arte rupestre del periodo Paleolítico Superior.
Descubierta por Marcelino Sanz de Sautuola en 1879
Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.
En el techo y muros de la cueva encontramos principalmente bisontes, caballos y ciervos, que son las ilustraciones de mayor tamaño; dibujadas en trazos negros; algunos rojos, y muchas rellenas también de este tono rojizo.
Las representaciones más grandes tienen entre 125 y 170 centímetros, y el detalle con el que están plasmados jorobas, pelajes y pezuñas dejó boquiabiertos a los científicos desde su descubrimiento, en 1868.
Las pinturas y grabados de la cueva pertenecen a los períodos Magdaleniense y Solutrense principalmente y, algunos otros, al Gravetiense y al comienzo del Auriñaciense.
Pertenece a la ESCUELA FRANCO-CANTÁBRICA
La Técnica
El artista de Altamira graba primero sobre la pared de la cueva la figura deseada con una piedra afilada.
Posteriormente pinta sobre lo grabado, marcando el contorno en negro con carbón vegetal.
El relleno va en ocre logrado a partir de óxido de hierro en polvo.
Utiliza agua para diluir los pigmentos y los aplica o con la mano o con un tampón de materia vegetal o bien por soplado (aerografía) con un hueso hueco de ave y proyectándolos como si de una cerbatana se tratara.
Sala de Policromos
Todos los animales extintos hoy o casi todos están concentrados en el espectacular techo de 18 x 9 metros.
El artista los pinta muy realistas, con muchos detalles (hocico, ojos, cuernos, pelaje, sexo, pezuñas, rabo, etc.), los conoce muy bien en su anatomía y comportamiento. En un alarde de perfeccionismo, el pintor aprovecha los salientes naturales de la roca para pintar encima los bisontes y obtener un realismo absoluto con la sensación de relieve que se produce.
Significado
Primero se pensó en el “arte por el arte”, las figuras decorarían las cuevas dónde vivían. No obstante, las zonas pintadas son recónditas, de difícil acceso y contemplación.
Más creíble parece la hipótesis de la “Magia de Caza”, es decir, el artista pintaría los animales que después cazaría el clan.
Es más que probable que nunca lleguemos a conocer el verdadero significado de la pintura rupestre, pero casi seguro que tuvo una función ritual, incluso mágica. En qué medida este arte se creó porque sí, y esto no podemos descartarlo totalmente, seguirá siendo un misterio.
En este arte no hay suelo ni cielo, no hay ríos ni montañas, no hay sol ni luna; no hay árboles ni flores. Sólo animales y signos que parecen tener algo que decir. Su significado exacto es una incógnita.